-Bella- Susurre, dándole golpecitos con la punta del cepillo de dientes de Charlie. -Despierta. Tengo que preguntarte algo. La golpeé. Se estira. La golpeé.
Empieza a murmurar cosas dormida.: -Edward... Edward ¡Muérdeme! Mira, deliciosa sangre de Bella Mmmmmm! Mira, mira. La golpeé. Sus ojos de abren de repente. Me mira a mi y a su cama, mi cara a centímetros de la suya, y empieza a gritar.
-¡AHHHHHHH!- Me siento pacientemente en la punta de la cama, cruzando las piernas, dejando que se desahogue.
-¡AHHHHHHH! ¡Emmett! ¿¡Que demonios estas haciendo aquí!?- me grita. Yo sonrío galantemente.
Empieza a murmurar cosas dormida.: -Edward... Edward ¡Muérdeme! Mira, deliciosa sangre de Bella Mmmmmm! Mira, mira. La golpeé. Sus ojos de abren de repente. Me mira a mi y a su cama, mi cara a centímetros de la suya, y empieza a gritar.
-¡AHHHHHHH!- Me siento pacientemente en la punta de la cama, cruzando las piernas, dejando que se desahogue.
-¡AHHHHHHH! ¡Emmett! ¿¡Que demonios estas haciendo aquí!?- me grita. Yo sonrío galantemente.
-Quiero preguntarte una cosa.
-!!¿¿A las cinco de la mañana??!!- parecía histérica.
-¿Pasa algo malo con las cinco de la mañana?- Justo entonces, Edward aparece en el marco de la ventana, vistiendo una camiseta nueva.
-Emmett, ¿qué estas haciendo en el cuarto de Bella a las cinco de la mañana?
¿QUÉ HAY DE MALO EN QUE SEAN LAS CINCO DE LA MAÑANA? ¡¿QUE TIENEN EN CONTRA DE LAS CINCO DE LA MAÑANA?!
-Estoy aquí- Respondí -Para hacerle una pregunta a Bella sobre mi lista, que ha sido entregada a mi por los ¡UNICONIOS!- Hice el baile del unicornio, que estuve perfeccionando toda la noche.
-Espera, ¿qué?
-¡La lista! ¡La lista del ascensor!- Canté.
-¿Qué tiene eso que ver con unicornios?- preguntó Bella.
Bajé la voz. -Una lista mágica solo puede haber sido escrita por unicornios. Esta hecha especialmente para mí- Edward dio un bufido.
-Suenas como Bucky. El unicornio más grande.- Le dije- ¡El también bufa mucho!
-Vale. ¿Cual es la pregunta, Emmett?- preguntó Bella impacientemente.
Puse las manos en sus mejillas, zarandeándola un poco. -¡Bella! ¡Tienes que decirle donde puedo encontrar un ascensor!
-¿Un defensor?"
-¡No! Un defensor no, un ¡ASCENSOR!
-No se donde hay, pero si no dejas de moverme ¡voy a tener que ir al hospital!
Deje de cogerle las mejillas (las que por cierto, son muy suaves. Nota mental – preguntar a Bella donde compra sus cremas...)
-¡El hospital!- Grité triunfalmente -¡Hay un ascensor en el hospital! ¡Tengo que ir allí!
Bella y Edward se me quedaron mirando.
-¡Benditos sean! ¡Los unicornios cuidarán de vosotros eternamente!
Cuando llegué a casa, decidí que me gustaría coger el coche de Rose. Pero como no hay que coger las cosas sin preguntar, grité. -¡Rose! ¿Puedo coger tu convertible para mi primera tarea?
-Ni de broma, Emmett ¡Ni hablar! ¡No, no, no! N-O, ¿que he deletreado? ¡NO, NO!- Tomaré eso como un sí.
Me encantaba coger el coche de Rosalie. Era bonito y brillante, y tenía la mejor música. El coche de Edward tiene música aburrida, lenta, sin palabras. Pero Rose tiene mis favoritas.
I'm a barbie girl, in a barbie world!
O...
Don't cha wish your girlfriend was hot like me?
Me las sabía todas.
Cuando llegue al hospital, aparqué el coche de Rose en medio de la carretera y corrí al ascensor.
La única persona que había era una señora mayor. Probablemente estaba en el hospital para que le reemplazaran la cadera o cualquier otra innecesaria operación. He he, Pensé para mi mismo, serás mi primera víctima.
‘Cuando solo hay una persona en el ascensor, dale un golpecito en el hombro y preten que no has sido tú.’
Levanté el brazo y.... ¡Tap, tap, tap!
Se giro hacia mí muuuuuuuy lentamente, usando el andador. Cien años después, me estaba mirando a la cara.
-¿Quieres algo, hijito?- me preguntó amablemente.
-¿Eh?
Parecía extrañada. -Pensé que me habías pegado en el hombro.
-!!¿¿A las cinco de la mañana??!!- parecía histérica.
-¿Pasa algo malo con las cinco de la mañana?- Justo entonces, Edward aparece en el marco de la ventana, vistiendo una camiseta nueva.
-Emmett, ¿qué estas haciendo en el cuarto de Bella a las cinco de la mañana?
¿QUÉ HAY DE MALO EN QUE SEAN LAS CINCO DE LA MAÑANA? ¡¿QUE TIENEN EN CONTRA DE LAS CINCO DE LA MAÑANA?!
-Estoy aquí- Respondí -Para hacerle una pregunta a Bella sobre mi lista, que ha sido entregada a mi por los ¡UNICONIOS!- Hice el baile del unicornio, que estuve perfeccionando toda la noche.
-Espera, ¿qué?
-¡La lista! ¡La lista del ascensor!- Canté.
-¿Qué tiene eso que ver con unicornios?- preguntó Bella.
Bajé la voz. -Una lista mágica solo puede haber sido escrita por unicornios. Esta hecha especialmente para mí- Edward dio un bufido.
-Suenas como Bucky. El unicornio más grande.- Le dije- ¡El también bufa mucho!
-Vale. ¿Cual es la pregunta, Emmett?- preguntó Bella impacientemente.
Puse las manos en sus mejillas, zarandeándola un poco. -¡Bella! ¡Tienes que decirle donde puedo encontrar un ascensor!
-¿Un defensor?"
-¡No! Un defensor no, un ¡ASCENSOR!
-No se donde hay, pero si no dejas de moverme ¡voy a tener que ir al hospital!
Deje de cogerle las mejillas (las que por cierto, son muy suaves. Nota mental – preguntar a Bella donde compra sus cremas...)
-¡El hospital!- Grité triunfalmente -¡Hay un ascensor en el hospital! ¡Tengo que ir allí!
Bella y Edward se me quedaron mirando.
-¡Benditos sean! ¡Los unicornios cuidarán de vosotros eternamente!
Cuando llegué a casa, decidí que me gustaría coger el coche de Rose. Pero como no hay que coger las cosas sin preguntar, grité. -¡Rose! ¿Puedo coger tu convertible para mi primera tarea?
-Ni de broma, Emmett ¡Ni hablar! ¡No, no, no! N-O, ¿que he deletreado? ¡NO, NO!- Tomaré eso como un sí.
Me encantaba coger el coche de Rosalie. Era bonito y brillante, y tenía la mejor música. El coche de Edward tiene música aburrida, lenta, sin palabras. Pero Rose tiene mis favoritas.
I'm a barbie girl, in a barbie world!
O...
Don't cha wish your girlfriend was hot like me?
Me las sabía todas.
Cuando llegue al hospital, aparqué el coche de Rose en medio de la carretera y corrí al ascensor.
La única persona que había era una señora mayor. Probablemente estaba en el hospital para que le reemplazaran la cadera o cualquier otra innecesaria operación. He he, Pensé para mi mismo, serás mi primera víctima.
‘Cuando solo hay una persona en el ascensor, dale un golpecito en el hombro y preten que no has sido tú.’
Levanté el brazo y.... ¡Tap, tap, tap!
Se giro hacia mí muuuuuuuy lentamente, usando el andador. Cien años después, me estaba mirando a la cara.
-¿Quieres algo, hijito?- me preguntó amablemente.
-¿Eh?
Parecía extrañada. -Pensé que me habías pegado en el hombro.
-No.
-Hmmmm...- Otra vez, muuuuuuuuy lentamente se dió la vuelta.
Así que... ¡tap, tap, tap!
Ni siquiera se giró. -¿Sí?
-¡No he hecho nada abuelita!- He he he.
Me miró muy ofendida. -¡Me llamo Bruno, y soy un hombre muchas gracias!
Las puertas se abrieron y ell… él salió del ascensor.
Wow. No era la reacción que esperaba, pero que más da.
Caminé de vuelta hacia el coche y conduje hasta casa.
-¿Como va la lista, Em?- preguntó Esme. Sonreí dulcemente.
Así que... ¡tap, tap, tap!
Ni siquiera se giró. -¿Sí?
-¡No he hecho nada abuelita!- He he he.
Me miró muy ofendida. -¡Me llamo Bruno, y soy un hombre muchas gracias!
Las puertas se abrieron y ell… él salió del ascensor.
Wow. No era la reacción que esperaba, pero que más da.
Caminé de vuelta hacia el coche y conduje hasta casa.
-¿Como va la lista, Em?- preguntó Esme. Sonreí dulcemente.
-¡He hecho un amigo!
-¡Eso es genial! ¡Bien hecho cariño!
¿Esme?- insistí.
-¿Si?
-¿Puedo cambiarme el nombre a Bruno?
-¡Eso es genial! ¡Bien hecho cariño!
¿Esme?- insistí.
-¿Si?
-¿Puedo cambiarme el nombre a Bruno?
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